lunes, 28 de marzo de 2016

cambio de hora

Soy de las pocas personas a las que le gusta adelantar una hora del reloj cuando toca: menos tiempo para pensar en cosas desagradables.

viernes, 25 de marzo de 2016

Jueves santo

¡Yo también lloré lágrimas de pasión un Jueves Santo!
Lágrimas por una pasión no correspondida.

miércoles, 23 de marzo de 2016

la goma del calcetin

Mi vida es muy similar a la goma elástica de un calcetín: siempre tratando de adaptarme a vidas ajenas y al final acabo cayéndome.

martes, 22 de marzo de 2016

Sobre cabellos...

A ella le gustaba tener el pelo largo porque pensaba que le abrazaba, lo que no sabía era que lo único que hacía era comerle el rostro y ocultarla

lunes, 21 de marzo de 2016

A propósito de la Semana Santa


Y sin ser creyente, me gusta la Semana Santa. Es cuando mi vena pagana se torna poderosa y se manifiesta a través de mis cabellos de Medusa.

domingo, 20 de marzo de 2016

Día de la felicidad

Este no era el microcuento del día pero... Aprovechando el día que es...

"Soy una excelente actriz.
Finjo ser feliz el resto del año. Pero el día de la felicidad saco a relucir mi verdadero interior: triste"

sábado, 19 de marzo de 2016

Cuando todo tiene un por qué...

La creación de este blog, como todo en la vida supongo, surge por un motivo específico.
En mi caso personal surge con el hecho de ganar un premio en un concurso de microrrelatos. Un motivo agradable, a priori. Más cuando fue un concurso de microcuentos en un idioma extranjero.
Gané sí. Y hasta ahí todo fue bien...Hasta justo el día antes de la entrega de premios (vamos, ayer mismo, literalmente) cuando fui convocada para charlar sobre la breve historia que había presentado al concurso, pues al parecer existía una historia muy similar circulando por Internet firmada por otra persona.
No fue un plagio por ninguna de las dos partes, dado que el suyo era anterior a la escritura del mío y obviamente yo no sabía de la existencia del mismo, porque hoy día, en Internet, donde hay de todo y la originalidad casi que brilla por su ausencia... sería una absoluta tontería (y eso por no usar una palabra aún más malsonante) presentar algo firmado por otra persona. Más aún cuando el premio que otorgaban no eran TAN importante.
A ver, que ganar un premio siempre es una buena noticia y una motivación extra pero... en este caso, el premio era un diploma y un libro de la lengua que se está estudiando: italiano en mi caso.
Reconozco que puede ser tomado como algo exagerado pero... me morí de la vergüenza hasta tal punto que rompí a llorar desconsoladamente. Así me pasé toda la mañana y, aunque intenté evitarlo, al final de mi explicación coincidiendo con el momento exacto en que hablé en mi lengua materna, también rompí a llorar delante de mi profesora.
Visto ahora pasado un breve período de tiempo, siento vergüenza ya que no soy de esas personas que muestra sus sentimientos delante de otros a la primera de cambio; cuanto menos ante un "desconocido" (Era mi enseñante desde el septiembre pasado) o una figura de autoridad como lo es para mí el hecho de que sea mi docente.
Es lo que tiene ser hipersensible, que así es como me he denominado. Aunque también tiene sus cosas buenas, como ya os relataré en un microcuento más adelante.
Que conste que en ningún momento fui acusada de nada, pero... en ocasiones las palabras no dichas en forma de acusaciones veladas son más destructivas e hirientes que una hecha de frente. (Ale, ahí os dejado un microcuento reflexivo de gratis jaja)
Y para un alma formada en palabras, escritora aficionada en sus ratos libres (muchos porque estoy desempleada) y que se describe a sí misma como original, a la que le gusta lo diferente, excéntrica en el buen sentido de la palabra (por que sí, señores, tiene una acepción para bien) fue un golpe bajo.
Un gancho que causó un KO utilizando un símil de boxeo.

Hasta ahí la parte negativa pero, como de todo se sale menos de la muerte, esa caída libre desde niveles estratosféricos me sirvió también de estímulo para que no me volviera a suceder algo del estilo.
Por eso creé este blog donde todos los microcuentos, ideas, frases y pensamientos que aparezcan van a estar registrados; mejor prevenir que curar.
También como una manera de expresarme y de catarsis personal para enfrentarme a lo sucedido y por que... esto de los escritos en formato breve engancha, ¡qué carajo!
Y lo digo yo, que soy una firme seguidora de la corriente que indica que no hay que ponerle límites al mar ni límites de extensión a los escritos.
Misma mujer que durante un examen de la carrera escribió 10 folios por las dos caras y a la que el profesor prohibió terminantemente continuar escribiendo. Y misma mujer que se pasó más de 150 páginas del límite en su trabajo de Final de Máster, aunque al final fue aceptado.
Esa soy yo.
Y por si no estáis convencidos adjunto este primer post y su extensión como tercera prueba.
Una vez explicado el por qué, paso a explicaros en otro post las normas del blog.
Sed bienvenidos.

Normas

Como he dicho antes, yo soy un alma de palabras y una escritora aficionada.
Y aunque tengo personas en mi entorno a las que les encanta todo lo que escribo (gracias de antemano porque seguro que también os pasaréis por aquí) he de reconocer que yo no soy una buena escritora; si bien tengo la capacidad de escribir y expresar, lo cual es ir un paso por delante de otros.
Es por eso que me encantaría que fuera un blog interactivo y que todo el mundo que lo visitase y/o se hiciera seguidor, participase y contribuyese con su propio microrrelato, idea o reflexión.
Que si tiene que ver con lo escrito de mi entrada, perfecto.
Y sino, pues nada, bienvenidos todos.
El único requisito que tendrá es que sea breve.
Y es aquí cuando entramos en una de esas discusiones propias del lenguaje subjetivo.
¿Qué es breve?
Como para mí es muy difícil establecer un límite, al final he decidido que el límite sean los caracteres totales de Twitter; esto es, 140 caracteres.
¿Os animáis?
¿Os atrevéis?
¡Adelante!

Nuevo comienzo

Para terminar y como última entrada de hoy, no podía terminar sin mi microcuento diario:


La conocían tan bien que, tras una desilusión literaria le regalaron un bolígrafo y un cuaderno con los que escribir nuevas historias donde plasmar su talento.